jueves, 12 de diciembre de 2013

Participante: Jorge Arturo Moncada Grillo

Muchos  autores de una manera u otra coinciden en que la evaluación es:
1.        Un proceso sistemático y continuo.
2.        Permite emitir un juicio independientemente de lo que se evalúa.
3.        Ofrece información útil con el fin de hacer valoraciones para la tomar          una decisión.
Son muchos los que han dado su definición, pero queremos puntualizar el concepto que a nuestro juicio se ajusta a nuestro contexto  y es el  de  Giovanis Lafrancesco (1995) para él “la evaluación es un proceso sistemático y permanente que comprende la búsqueda y obtención de información de diversas fuentes acerca de la realidad del desempeño, avance, rendimiento o logro del estudiante ,de la calidad de los procesos empleados por los docentes, la organización y análisis de la información a manera de diagnóstico, la determinación de su importancia y pertenencia de conformidad con los objetivos que se esperan alcanzar, todos con el fin de tomar decisiones que orienten el aprendizaje y los esfuerzos de la gestión docente”.
Por la naturaleza propia de los fenómenos psicológicos y por la dinámica y complejidad del aprendizaje es imposible que se pueda evaluar el aprendizaje en su totalidad, de aquí que la evaluación del aprendizaje tradicionalmente se ha utilizado para medir el aprendizaje de los estudiantes de forma cuantitativa y proporcionar resultados parciales del mismo sobre un tema dado y otorgar una calificación, reflejando únicamente lo que se aprendió en ese momento acerca de algunos aspectos; lo cual no nos brinda todos los elementos para emitir un juicio valorativo de forma integral.
Por tales razones en la actualidad se requiere de una exploración de nuevas formas de evaluación que nos permitan reflejar de una manera integral el aprendizaje, la comprensión, los logros, la motivación y las actitudes del estudiante, una evaluación que no solo haga énfasis en lo cuantitativo, sino
también en lo cualitativo.
En la evaluación del aprendizaje de los estudiantes debe romperse los métodos tradicionales al identificar la evaluación con la calificación o como el acto de otorgar una nota, esta debe caracterizarse por su justeza, su objetividad; una evaluación desarrolladora y funcional que satisfaga las necesidades académicas de los estudiantes propiciando el desarrollo de su auto perfeccionamiento, su autonomía y por la coherencia entre lo que se imparte y cómo se imparte, con lo que debe evaluarse.
La evaluación debe seguir configurándose como un proceso más que como un suceso, enfatizar los roles de diagnóstico y formativo para identificar las necesidades y problemas del aprendizaje individual y poner en evidencia los puntos débiles y fuertes del estudiantes,  esta debe ser continua  y sistemática que nos permita tener en cuenta el desarrollo armónico de los estudiantes en los diferentes momentos del proceso educativo, flexible para que pueda adaptarse a los diferentes niveles de enseñanza y  a las características individuales de los estudiantes, debe ser integral que abarque lo cognitivo y lo formativo; así como debe ser progresiva y prospectiva para verificar la calidad y el nivel de lo aprendido, que refleje de una manera completa el aprendizaje, la comprensión, los logros, la motivación y las actitudes del estudiante respecto al proceso enseñanza-aprendizaje.
Ahora bien siempre que hablemos de evaluación del aprendizaje de los estudiantes, inevitablemente debemos hacernos y quedar resueltas las siguientes interrogantes ¿Qué evaluar?, ¿Por qué  evaluar?, ¿Para qué evaluar?, ¿Cómo evaluar? y ¿Cuándo evaluar? A estas interrogantes  trataremos de darles respuestas, que quizás no sean la más certeras pero si un acercamiento a la realidad de las mismas.
A la pregunta ¿qué evaluar? Como respuesta podríamos decir “el aprendizaje de los alumnos”, a lo que inevitablemente se le suma una interrogante ¿Qué es el aprendizaje?, el cual según Doris Castellano. Lo define como “un proceso dialéctico de apropiación de conocimientos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia socio-históricas, en la cual se produce como resultado del individuo y la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos, transformarla y crecer como personalidad”.
¿Para qué evaluar?, en primer lugar para medir los resultados en el aprendizaje y que sirva de exploración para aplicar nuevas formas de evaluación que nos permitan medir la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje; a esto se le une las funciones de la evaluación.
A la hora de preguntarnos ¿Por qué evaluar? Podríamos respondernos, para medir, apreciar, valorar, conocer el estado de algo, etc. En la educación la intención fundamental de la evaluación es para conocer la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, así como el desempeño, avance y rendimiento del estudiante. La evaluación nos ofrece cómo comprobar y mejorar la eficacia del proceso educativo, constituye un medio para lograr el fin propuesto.
¿Cómo desarrollar la evaluación? esta debe desarrollarse de la manera más transparente posible y en correspondencia a las características individuales de cada estudiante, a la capacidad de esto sobre lo aprendido, el profesor no puede aparentar ser un controlador o un juez que dicta una sanción, en el proceso de evaluación debe existir una relación interpersonal profesor-alumno, donde incluso el alumno sea capaz de poder autoevaluarse a partir de las reflexiones sobre lo preguntado por el profesor.
A la interrogante ¿cuándo evaluar?, a esta interrogante debemos respondernos, todos los días, en cada turno de clases, en cada actividad docente y extra docente planificada, no puede pasar momento en que el profesor este frente a sus alumnos y no evalué a éstos.
Resulta evidente, en consecuencia, que la evaluación es un proceso. Como tal, se desarrolla a través de etapas. Estas etapas son las siguientes: Planificación de la evaluación, selección de información, interpretación de la información, comunicación de los resultados y toma de decisiones.
La evaluación debe ser un proceso continuo, dinámico, cíclico por  naturaleza, es decir, un proceso de observación y reformulación constante de juicios sobre estructuras conceptuales de los estudiantes.